Diario Información-Opinión:Cetrería

Diario Información,opinión 28 de Noviembre 2012.
CARLOS DE AGUILERA
Esta semana se cumple un año de la declaración de la UNESCO como "patrimonio inmaterial de la humanidad" a la cetrería. Según el diccionario, la cetrería es el arte de criar, amaestrar y curar los halcones y demás presas que servían para la caza de volatería. Tomemos esto como una definición de raíces amplias y de condicionamientos expresivos. La volatería es un modo de apartar de la belleza de las aves el posible contagio con la cocina e incluso con el simple hecho de la observación a través de una jaula, como es posible que crean algunos. No es lo mismo un halcón en vuelo que cualquier otra cosa que se desplace por el aire movida por sí misma. Cualquiera pudiera definir que un moscardón también vuela y también tiene su sitio en el nomenclátor de los seres que tanto envidian los hombres. No hay sino haber tenido la suerte de volar sin ninguna clase de artificios de motor para darse cuenta de que la dimensión del vuelo -que los hombres jamás conoceremos- está en el límite de lo que un filósofo presentaría en el orden de lo inalcanzable.


Estoy frente al castillo de Villena, desde donde los Pachecho, los Tellez Girón y otros nobles tiraban a las aves que sobrevolaban la laguna que entonces circundaba parte de la campiña villenense. Hace tiempo que por allí ya no se ven garzas -que podían servir de alimento igualmente a los nobles que a los plebeyos siempre que estos supieran manejar un arco, cosa que raramente se daba- ni tampoco otros tipos de aves que no tienen por qué estar presentes en el nomenclátor de la cetrería. Los antiguos se cuidaron bien de clasificar a los pájaros con arreglo a lo que significaba el reflejo de cada especie en el arte de la caza. Lo llamaban "altanería" y era grave pecado confundir a unas aves con otras. Una conseja que he leído en el fantástico alegato del canónigo Marcuello dice que el rey -el propio rey- mandó matar a un halcón que había abatido a un águila, con estas palabras "nunca nadie contra su señor".
¿Por qué era el águila el señor de los pájaros en vuelo? Probablemente por su tamaño, su audacia, su altanería para surcar el aire, su insuperable picado en busca de la presa, y también por la simbiosis de haberle reflejado en blasones, coronas y escudos.
Félix Rodríguez de la Fuente, ¿cómo olvidarlo en una efemérides como ésta, que pasa absolutamente desapercibida por el resto de la humanidad, y que sólo recuerda a los auténticos naturalistas que un día existió, escribió, publicó y alentó a muchos a ocuparse de la cetrería?, Félix nos decía que no era únicamente cazar por cazar la simbiosis que representaba el cetrero y el ave de presa, sino uno de los órdenes en los que la naturaleza había clasificado a sus criaturas. Las citas vienen desde San Jerónimo a nuestro conocido Francisco de Asís, desde los pastores trashumantes de la Castilla medieval a los profesionales que fundaron la Institución Libre de Enseñanza, que no pudo sobrevivir a nuestra desgraciada Guerra Civil por no haber logrado llevar todas sus aulas a la naturaleza plena, y por no existir por entonces la figura de un Rodríguez de la Fuente, que se sacudió de encima el horario escolar y buscó entre las gentes quién acertara a concebir una pihuela, una caperuza o un fiador, tres instrumentos absolutamente indispensables para manejar un halcón, un milano o un simple cernícalo.
No es cosa de agraviarse demasiado. Han declarado a la cetrería "patrimonio inmaterial de la humanidad" y ya no han dicho más. Su inmaterialidad es clara y no tiene vuelta de hoja... pero a los amantes de la naturaleza pura -nada hay más puro que el viento bajo las alas de un ave de presa- y lo único que esta efemérides nos deja claro es que la cortedad de su ejecutoria puede ser uno de los acicates que sirvan para que el ejercicio de la altanería continúe entre nuestras gentes.
Sobre el castillo de Villena sobrevuelan las palomas, los vencejos y algún despistado gorrión. Los doctores de la Unesco han declarado que su presencia, en tanto recuerden a la altanería, es nada menos que Patrimonio de la Humanidad. Es como declarar a la gota de agua lo más importante del charco. Pero para muchos de nosotros... es verdad.

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